miércoles, 8 de junio de 2011

Setenta y ocho.

El nudo en el estómago, como el primer día, sigue en mi. Que cosa tan rara que después de alejarnos, de no compartir cosas ni momentos recientemente, siga ese sentimiento en mi. Ese que me da alegría y pena. Que me cuida y me enferma. El mismo sentimiento que hace que me sienta viva, y a la vez hace que me vaya muriendo poco a poco. El maldito nudo ese. O mejor dicho, nudos. Lo peor es que no son mariposas como dice la gente, lo mío son nudos. Diría que tengo setenta y ocho nudos, ni uno más, ni uno menos.  Y es que, ha pasado ya mucho tiempo y no se van. Los he intentado sacar, lo prometo, pero no quieren despojarse de mi. Y mi cabezita dice una cosa y mi corazón otra. Y aquí estoy. Aquí sigo. La misma historia de siempre. Lo mismo de todos los días.

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