miércoles, 23 de marzo de 2011

Libri.

Hay libros que ya se han usado demasiado y ya no tienen el mismo significado que tenían al principio. Incluso, en mi caso particular, puedes llegar a meterlos en el fondo del cajón o mejor aún, tirarlos al fondo del mar. Luego hay otros más cortos pero que han sido muy intensos y ahí se quedaron, en el recuerdo de tu memoria, en la parte más bonita de ella. Y ahora, lo malo de esto es cuando encuentras un libro nuevo y te enganchas a él como si fuera el último libro habido y por haber en la faz de la Tierra. Y digo que es lo malo porque sigues pasando las páginas y ves que a ti te gusta, te encanta, mucho, pero éste está cansado de que sean siempre las mismas manos quien lo toca y así es como muere la magia. Por eso, por mucho que forre ese precioso libro de pastas duras para que no se estropee, por mucho que lo cuide y lo lleve conmigo como el tesoro más preciado, nada cambiará su forma de pensar. Ni aún dejando los demás libros de lado. Ni aún tirando aquellos ya pasados. Ni aún demostrándole que él es favorito. Ni aún así, la cosa cambiará.

domingo, 13 de marzo de 2011

Duele

Ya no queda nada. Siempre dicen que las personas buenas se merecen cosas buenas. Yo debo ser un demonio empedernido, pues nada de lo que hago para bien sale bien. Lo más triste es cuando dices que la esperanza es lo último que se pierde y confias en esa frase más que en ti misma. Y, de repente, la esperanza se va por el retrete. Pero no se va de forma lenta, que va. Se va de forma tan rápida que no te da tiempo a reaccionar. Que no sabes que hacer para que no se cuele por el agujero. Y cuando te has dado cuenta, es demasiado tarde.

sábado, 12 de marzo de 2011

Prince.

Él era algo. Era alguien. No sabría muy bien decir el qué. No sabría decir muy bien quién. Sé que hablabamos idiomas distintos. Y eso fue lo que hizo que el cuento acabara antes de empezar. No hubo brujas, o quizás alguna. Lo mismo hubo lobos, malvados y algún que otro ogro. El cuento no acabó bien y ahora la princesa quiere intentar escalar el castillo donde se encuentra el príncipe. Si, en este cuento, quien escala es ella, no él. Pero este cuento siempre ha sido atípico desde el principio. Por lo que, la princesa, teme lo peor, pero aún sigue escalando ese muro, intentado llegar a lo más alto, solo para que el príncipe se de cuenta que las princesas también saben lo que quieren.

viernes, 11 de marzo de 2011

ÉL

Es como cuando miras las gotas de lluvia caer por un cristal, o como una carcajada o un suspiro. Es igual que tu canción favorita. O aquella que te hace bailar y volverte loca. Es igual que sacar buena nota en un examen. O llegar a casa y tener tu comida favorita. Igual que cuando sale algo bien o, incluso, genial. Cuando te hacen un regalo sin esperarlo. Es como cuando te dicen que hueles bien. O cuando te abrazan y te hacen sentir especial. Es como aquello que tanto has estado buscando y lo has encontrado. Es igual. Todo igual. Todo, incluso tú.